Sobre 1Q84 (mi adiós a Haruki Murakami)
Dos lunas. Dos mundos paralelos. Dos almas perdidas destinadas a reencontrarse.
Un estilo sugestivo y cargado de emotividad... La pluma de Murakami debe pesarle una tonelada, obligándolo a escribir con una parsimonia hipnótica, cosa que ha terminado por caracterizar a sus novelas. Una melancolía -más romántica que triste- se percibe en cada página del libro 1 de 1Q84, escondida entre frases e ideas clichés.
Si, clichés. Muchos clichés. Las mariposas, la crisálida de aire, la mujer sexy y misteriosa que trabaja como asesina, el alma dulce y adormecida de un profesor de matemática en la treintena, que sueña con ser escritor.
Murakami se aventuró en una misión casi imposible: describir lo intangible, conseguir las palabras para decir eso que es impronunciable. El último libro que leí en el que sentí que el autor logró dicho cometido casi imposible, fue La Montaña del Alma, de Gao Xingjian. Pero a Haruki Murakami, señoras y señores, en mi humilde opinión, le falta al menos medio camino por recorrer para alcanzar dicha meta.
Lo paradójico es que este hombre debe estar más cansado que el carrizo, porque para llegar hasta donde lo ha llevado su célebre novela 1Q84, el pobre Murakami tuvo que escribir el doble de lo necesario, enredándose en una narrativa repetitiva que a veces raya en lo aburrido. Y uno, el lector, es llevado de la mano como un niño ingenuamente entusiasmado a lo largo de ese tedioso viaje, esperando que pase lo que ya te imaginas que va a pasar -en el fondo lo sabes, sólo que no lo terminas de admitir para mantener vivo el suspenso en la historia.
Al menos para una lectora como yo, que disfruta del ritmo lento y contemplativo del viaje, el largo camino de más de 500 páginas no pierde su encanto, y de vez en cuando me embeleso con una frase o una conversación, o los pensamientos de uno de los personajes. Así que no todo es monocromático y redundante en 1Q84; me complace decir que he encontrado belleza en las casi 550 páginas de este libro. El problema es que cuando terminé de leerlo, sentí que había perdido un tiempo valioso de mi vida, y pensé que sin ningún problema me hubieran podido contar la misma historia en la mitad de las páginas. Entonces me invadió un fuerte conflicto en mi fuero interno: quería saber más, quería seguir caminando con los personajes principales, quería ser copartícipe de lo que iba a pasar entre ellos (porque, repito, era un tanto predecible lo que iba a pasar) el hecho es que la historia tenía su encanto y quería continuarla.
Pero no estaba dispuesta a leer de más. Si decidía continuar, lo que me venía encima eran los siguientes dos tomos de la trilogía de 1Q84, cada uno de otras 500 páginas más. Sonará mediocre, pero francamente pensé que podía ahorrar tiempo y acudir al sabio de Wikipedia para que me develara el desenlace de la historia, y listo. Podía entonces usar los próximos cuatro meses de mi vida para leer otros libros que valieran más la pena.
The New York Times, dirigiéndose a aquel que pretenda leerse la trilogía completa de 1Q84, ha decidido brindarle algo de motivación extra diciéndole lo siguiente: “you, sucker, will wade through nearly 1000 uneventfull pages”…así de simple.
Pues señoras y señores, yo por mi parte ya he tenido suficiente de Murakami: primero me leí su decepcionante novela Norwegian Wood, y luego le di una segunda oportunidad con el libro 1 de 1Q84. La cosa mejoró pero no fue suficiente para mantenerme interesada… Les aseguro que yo no seré uno de esos suckers que perderán su tiempo leyéndose la trilogía completa de 1Q84.
Lo que me da más rabia de las dos novelas que me he leído de Murakami, es que son como ese chico atractivo que te ilusiona durante unas semanas y luego te deja guindando… lo que ocurre es lo siguiente: las escenas de apertura de sus novelas son geniales! Emocionantes, intensas, sugestivas, originales e inspiradoras. Más en 1Q84 que en Norwegian Wood, por supuesto, (dada la superioridad de la primera novela sobre la segunda) pero aún así en ambas obras es notorio como esa fabulosa primera escena parece estar construida de una manera diferente al resto del libro… Sin abandonar nunca su estilo repleto de detalles, Murakami logra una intensidad en las primeras diez páginas que hace que las otras 540 mueran de envidia…
Pero para no terminar este artículo con sabor amargo, quiero compartir con ustedes algunas de las frases del libro 1 de 1Q84 que se me han quedado especialmente grabadas en mi mente, tanto por su contenido como por su belleza…
“Fukaeri miraba a Tengo fijamente a los ojos, sin apartar la vista ni un segundo. Como si pegara la cara al cristal de una ventana y espiara en el interior de una casa deshabitada.”
“Despojar a la historia de su verdad, es como despojar a alguien de una parte de su personalidad. Es un crimen.”
“Nuestra memoria está constituida por el encuentro de la memoria individual y la memoria colectiva (…) la una y la otra están íntimamente relacionadas. Y la historia pertenece a la memoria colectiva. Cuando ésta es despojada de su verdad o cuando ésta es reescrita, ya no estamos en condiciones de conservar nuestra personalidad legítima.”
“-Sólo hay un hombre que amo, declara Aomamé. Yo amé a ese niño cuando tenía diez años, le tomé la mano.
(…)
-Y no se te ha ocurrido la idea de descubrir qué ha sido de él? (…)
-No he querido. (…) Yo no quiero hacer eso, dijo Aomamé. Lo que yo espero es que algún día, en algún lugar, me lo encuentre por casualidad. Por ejemplo, nos cruzaremos en una vía, o tomaremos el mismo autobús.
-Una casualidad providencial
-Eh…si, algo por el estilo.”
…
Y con estas palabras, me despido definitivamente de tu mundo, Haruki Murakami.
Adiós.
Comentarios
Publicar un comentario