¡Que difícil es escribir en estos días en los que el país está tan convulsionado! Uno se siente en la obligación de hablar sobre el tema, de opinar sobre las diferentes maneras de protestar, de hacer un llamado a la paz, etc. Ya he dicho antes que no sirvo para la política, que no entiendo cómo funciona, y que simplemente no me entran en la cabeza esas cosas. Por ende, no hablaré de política. Yo sólo soy una ciudadana más de este curioso país llamado Venezuela. Una venezolana que, como muchos otros de mi generación, he perdido un poco ese arraigo a mi tierra natal, ese amor hacia mi país que es tan sano para una nación - en su justa medida, claro. Deben entender que, para la gente de mi edad, sólo existe un gobierno en nuestra memoria, y ese es el del presidente Chávez, y ahora, su mediocre continuación con el presidente – ilegítimo - Maduro. Yo siempre cuento la anécdota de que yo me aprendí el nombre de Rafael Caldera el día que le entregó la banda presidencial a Chávez. A...
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