Los graffitis, Duchamp, y el arte
Qué sabroso es cuando lees algo que te hace dudar,
que te deja pensando, y que te invita a descubrir una nueva manera de ver las
cosas. Es, como dirían los gringos “a breath of fresh air”. Nosotros los humanos tenemos la mala costumbre de
querer sentirnos cómodos siempre, de acostumbrarnos
a unas ideas preestablecidas de las cosas, y nos obsesionamos con conseguir la
estabilidad en nuestras vidas. ¡Qué locura! ¡Pero si la vida es cambio!
Así que hoy, antes que nada, quiero darle las
gracias a mi amiga perich y a sus compañeros de la universidad Católica Andrés Bello, por haber sacudido mi mente con su investigación sobre el graffiti. Vale
acotar, que hace unos meses empecé a recopilar notas para escribir un artículo
sobre dicho tema, pero no supe cómo darle la vuelta, hasta hoy, que se me
presentó ante mis ojos una segunda oportunidad para abordar el tema en mejores
condiciones: contando con una nueva perspectiva.
Les cuento que hace un rato entré en http://graffiticcs.tumblr.com/
, en donde un grupo de estudiantes de comunicación social, (del cual forma
parte mi amiga perich), comparten con el mundo el resultado de su investigación,
que consiste básicamente en un ensayo y un video en el que muestran la
experiencia de llevar a cabo un performance en la avenida Francisco de Miranda,
aquí en Caracas. Primero que nada, ¡qué envidia les tengo! Hacer ese
performance debió haber sido super divertido. Para los que no hayan visto el
video, la actividad consistió en poner unos marcos de madera (como los que se
usan para los cuadros) en partes estratégicas de algunos graffitis de la
avenida Francisco de Miranda, en Chacao. Luego, esperaban a que algún
transeúnte curioso se parase frente el graffiti a verlo, para entonces hacerle
dos preguntas: ¿cree usted que el graffiti es arte?, y ¿por qué cree haber
volteado a ver este graffiti en particular?
Una pregunta fácil y otra difícil. Fair enough.
Cuando vi por primera vez en el video la
imagen de un graffiti con dos marcos, les juro que pensé “¡ouch!”, y es que muy en el fondo me dolió pensar lo
siguiente: “Dios, ¿acaso necesito un marco de madera para identificar
una obra de arte? ¿Así de limitada es mi mente? ¿Tan limitada como un simple
marco de madera? Pensar así sería suficiente para arrebatarme el hermoso título
de artista que yo misma me he puesto con tanto orgullo. Qué vergüenza. ¿Dónde
quedó eso de pensar “fuera de la caja”?
Pero aún no les he contado lo peor:
mencioné al principio que el trabajo incluye un ensayo, que está disponible en
la página web. Con toda honestidad, los dos últimos párrafos de dicho ensayo
son los culpables de que yo me haya metido en este lío de hablar de los
graffitis. Para que entiendan por qué, a continuación les dejo las dos joyitas
para que las lean y así queden tan confundidos como quedé yo…
" Se puede concluir que los espectadores
consideran el graffiti como arte por ser una forma de expresión cuando estos se
asemejan a una pintura por tener técnica, temática, y la finalidad de
embellecer. También lo hacen cuando hay un uso de colores que resalta a la
vista. Los tags, por otra parte, y los graffitis con textos ofensivos no son
considerados por los espectadores como arte por estar asociados al vandalismo.
De estas conclusiones se desprende una
primera interrogante: ¿definir territorialidad con una firma o dejar un mensaje
ofensivo no son acaso formas de expresión? Sí lo son. Surge entonces una nueva
interrogante: ¿habrá que replantearse el concepto de arte? "
Cuando estaba pensando
en el tema de los tags, que son esos graffitis que consisten tan sólo en una
firma garabateada para marcar un territorio, me acordé de Marcel Duchamp y su
pieza titulada “La fuente”, que no era más que un urinario volteado. Duchamp
estaba harto de la concepción tradicional del arte, y creía que era más útil
exponer ideas en vez de una pintura tradicional, y eso fue lo que hizo con el
urinario: tomó un objeto común y corriente, lo aisló, lo volvió inútil y lo
dotó de un nuevo significado. Al mismo tiempo, dejó bien claro que no le
interesaban un pepino las reglas y cánones tradicionales que definían – ¿o
definen?- el arte. Con este tipo de obras, Duchamp se convirtió en el precursor
del Dadaísmo, que como leí en http://www.arteespana.com/dadaismo.htm,
era un movimiento ‘antiartístico’.
A
este punto es que quería llegar: o sea, que puede haber arte en contra del arte. ¿Será que tenemos
que entender a los tags y los graffitis vulgares o violentos como expresiones
de un dadaísmo del siglo XXI? Veamos, si el común de las personas consideran
que una pieza es arte cuando tiene temática, técnica y embellece, entonces ni
el urinario de Duchamp ni los tags que se ven en las calles son arte, porque
creo que todos podemos estar de acuerdo en que esas cosas no embellecen. Pero,
por otro lado, la investigación también arrojó que la definición más común que
da la gente de arte es “toda forma de expresión” Estamos frente a una
contradicción, entonces, porque no todas las formas de expresión son bellas, ni
tienen que serlo. Duchamp consiguió su propia forma de expresión, que era
escoger objetos de uso cotidiano, producidos en masa, y sacarlos de su
contexto. Los graffiteros también idearon su propio medio de expresión: usan
los aerosoles para pintar en las paredes de las calles su firma personalizada
con su propio estilo, es decir, su tag. Volvemos entonces a la interrogante
principal, ¿es arte o no?
Pero un momento,
nos estamos olvidando de un ingrediente de la receta: si, los tags son una
forma de expresión, ¿pero para expresar qué? El arte tiene que tener un
mensaje, incluso ese mensaje puede ser que no
hay mensaje, que no hay nada que decir, pero tiene que ser consciente,
tiene que ser intencional. Duchamp tenía una intención muy clara: provocar,
destruir el concepto tradicional del arte. Pero, los graffiteros con los tags,
¿qué pretenden?, ¿sólo mostrar su estilo?, ¿marcar un territorio? Un estilo por
si sólo jamás es suficiente para ser considerado como un arte; y debo decir que
la segunda razón me parece igual de vacía… ¿marcar un territorio?, ¿para qué?
Entonces los perros son tremendos artistas: tienen una técnica propia, que es
hacer pipí, y logran expresar cuáles son sus territorios claramente.
Con este tema es
casi imposible no caer en polémica. Yo pinto flores porque siento que me traen
paz, porque me alegran la vida, y la idea de compartir esas sensaciones con los
demás a través de mis pinturas me parece lo más hermoso que uno puede hacer.
Sonará comeflor, pero tengo una técnica y un mensaje, una intención, un por
qué, y, como mis obras sí embellecen, entonces entran dentro del concepto de
arte tradicional. Eso no es ni bueno ni malo, sólo es. Yo no estoy en contra de
que el arte sea algo feo, no, el arte puede ser lo que sea, con tal de que
tenga un mensaje, una intención. Así que para mí, los tags no son arte, mientras
que otro tipo de graffiti que tenga un mensaje o que embellezca la ciudad sí lo
es.
¿Y ustedes qué
piensan? Los invito a que comenten cuál es su concepto de arte, y qué opinan
sobre los distintos tipos de graffitis, que hay tantos en nuestra ciudad…
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