SED

¡Que difícil es escribir en estos días en los que el país está tan convulsionado! Uno se siente en la obligación de hablar sobre el tema, de opinar sobre las diferentes maneras de protestar, de hacer un llamado a la paz, etc.

Ya he dicho antes que no sirvo para la política, que no entiendo cómo funciona, y que simplemente no me entran en la cabeza esas cosas. Por ende, no hablaré de política.
Yo sólo soy una ciudadana más de este curioso país llamado Venezuela. Una venezolana que, como muchos otros de mi generación, he perdido un poco ese arraigo a mi tierra natal, ese amor hacia mi país que es tan sano para una nación -en su justa medida, claro.

Deben entender que, para la gente de mi edad, sólo existe un gobierno en nuestra memoria, y ese es el del presidente Chávez, y ahora, su mediocre continuación con el presidente –ilegítimo- Maduro. Yo siempre cuento la anécdota de que yo me aprendí el nombre de Rafael Caldera el día que le entregó la banda presidencial a Chávez. Antes de ese día era una niña demasiado pequeña aún para saberme el nombre de mi presidente. No he conocido otra Venezuela además de la Venezuela “socialista” de los últimos quince años.
Cuando mis padres me cuentan que ellos voluntariamente decidieron regresar a Venezuela luego de terminar el posgrado afuera porque “querían trabajar para su país”, lamentablemente, me suena extraño, pues, es todo lo contrario a lo que yo estoy viviendo. La gran mayoría de mis compañeros de la universidad –y yo me incluyo- estamos desesperados por irnos a otro país a buscar una mejor calidad de vida y mejores oportunidades.

Pero no es mi intensión extenderme en ese tema. Lo que quiero expresar hoy es mi SED por Venezuela, por crear una identidad dentro de mí que me ligue con mi tierra; quiero aprender a querer a mi país.
 Y ahora, en medio de tanta amargura, viene la buena noticia: he encontrado varios remedios para mi grave problema de desarraigo, son buenos analgésicos que eliminan el dolor que he llegado a sentir por no pertenecer, por querer abandonar; pero ojo, no son más que eso: analgésicos; hago esta aclaratoria por si existe alguien que está leyendo esto que se ha sentido alguna vez igual que yo, pues debe saber que luego de que el remedio haga su trabajo, hay que estar claros de que lo que viene es el compromiso, compromiso con nuestra tierra. Porque en estos días me he dado cuenta de que no puedo pedirles a los demás que luchen por Venezuela si ni yo misma estoy convencida de que vale la pena…

Pasemos entonces a comentar los remedios para el desarraigo -O al menos los que han hecho efecto en mí- porque seguramente hay muchos más…

1.    Escuchar radio nacional. Parece una obviedad, pero para alguien como yo, que nunca vio televisión nacional –ni siquiera antes, cuando los canales eran libres- la radio fue un tremendo descubrimiento para mí. O más bien un redescubrimiento. Yo de la radio sólo sabía que ponían música que no era para nada de mi agrado, y que mi mamá escuchaba unos aburridísimos programas de opinión en 99.9 FM. El redescubrimiento de la radio se lo debo a mi carrera: cuando me tocó empezar a trasnocharme por los proyectos de diseño, resulta que pasaba horas y horas trabajando de madrugada escuchando la música de mi preciado Ipod. Se pueden imaginar que apenas en el tercer curso de diseño -de los diez que tengo que ver para graduarme- estaba ya harta de las canciones de mi Ipod. Así fue como, en busca de algo nuevo, empecé a oír radio, y descubrí que, primero, hay comunicadores sociales muy talentosos en este país, segundo, hay música hecha en Venezuela que es de mi agrado (¡es que ni yo me lo podía creer!) y tercero, aprendí a valorar la música folklórica de mi país, desde las animadas gaitas decembrinas hasta composiciones de cuatro y maraca. Cuando descubrí -en gran medida gracias a la Mega estación 107.3 FM- que habían muchas más bandas de rock nacional además de Caramelos de Cianuro, de la cual ya era fan, quedé fascinada. La música es un arte que tiene el don de unir a personas muy diferentes de una manera casi mágica. Resulta que gente de mi edad estaba escribiendo letras geniales con las cuales me podía identificar fácilmente, ¡y era rock! No joropo, no salsa, no reggaetón, sino mi querido y adorado ROCK. Ahora en mi Ipod no sólo tengo a The Arctic Monkeys, The Strokes, The Beatles, y The Black Keys, sino que también tengo el último CD de Americania, banda Caraqueña que lastimosamente se separó a principios de este año.
Una de las canciones en de su último álbum, “Sed”, inspiró el título para este artículo. Fue la primera canción que escuché de ellos en la radio que me fascinó. Y es que es eso: quiero escuchar canciones que hablen sobre los “palos de agua” que caen en Caracas en el mes de noviembre, quiero oír hablar de las costumbres de la gente de aquí, de los colores de nuestras flores, del Araguaney, del Apamate y el Bucare en el mes de marzo… Lo que me lleva al segundo punto:


2.    No hay mejor remedio para el desarraigo que recorrer el país, conocer sus paisajes. Para explicar este punto perfectamente podría llamar a nuestra querida Valentina Quintero, embajadora del turismo en Venezuela, pero esta vez quiero enfocarme más en mis experiencias personales.
Jamás olvidaré cuando fui por primera vez a Choroní, y sentí que pasé horas inmersa en la selva tropical húmeda del Parque Nacional Henri Pittier; y si pudiera compartir con el mundo la imagen que quedó grabada en mi mente de un amanecer que vi un Domingo de Resurrección en los llanos del Estado Portuguesa, se los juro, nadie tendría razón para estar triste después de ver eso.
La brisa del lago de Maracaibo, la neblina en las tardes de Galipán, la transparencia de las aguas de los Roques, las olas de las playas de Todasana, la inmensidad de los Médanos de Coro…
Por suerte mis padres se ocuparon de pasearme por Venezuela cuando era una niña, antes de que nos diera miedo agarrar carretera por la inseguridad.


En fin, esto es un pequeño paso para anular mi divorcio con mi país, para rescatar su cultura, conocer su gente, y darme cuenta eventualmente, de que esta tierra nos une a todos los Venezolanos.  

Comentarios

  1. Me encantooo :) me lo leí de principio a fin sin parar...ES TIEMPO DE BUSCAR LAS COSAS QUE NOS UNEN

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  2. Te felicito y espero que puedes encontrar ese pais, tu pais, vale la pena.

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  3. Muchas gracias por tu comentario! :) y aprovecho para decirte que me encantan las fotos de la flora y fauna de nuestro país que hay en tu blog. están excelentes, son una belleza

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