Reflexiones sobre tu muerte

Hay diferentes tipos de muerte. La tuya será una muerte parcial y paulatina, como una sentencia coartada por los recuerdos que has dejado en mí, y que impedirán que te vayas del todo de este mundo. (Y con este mundo, me refiero a mi mundo) Porque los recuerdos funcionan así: como píldoras de resurrección. Además en estas cosas de la añoranza el tiempo que corre es otro, nadie sabe bien cómo medirlo. Algunos dicen que la aguja más pequeña del reloj debería contar los parpadeos, la mediana las lágrimas y la mayor las sonrisas sostenidas. Otros proponen que deberían medir más bien los latidos de corazón, los suspiros y las carcajadas, sostenidas también.
En fin. Los científicos y los sabios están hechos un lío, y ni hablar de los filósofos. Te podrás imaginar que esto es un tremendo  problema, ya sabes cómo somos nosotros los humanos en vida, que nos ponemos nerviosos si no conocemos la hora, y nos acostumbramos rápido a los desacuerdos. En efecto, la mejor unidad para cada una de las tres agujas es muy difícil de precisar, pero lo que yo sé es que a una mayor escala, los recuerdos son como paréntesis en el tiempo, ¿sabes? De manera que cuando me acuerdo de tí, es de nuevo invierno, aunque en realidad sea primavera; a veces incluso regreso a comienzos del otoño, cuando nos conocimos.
Tu muerte tiene una fecha establecida, y los dos la conocemos. Sé que nunca hemos estado en paz con ese punto del calendario, pero es así, ni modo, nosotros no somos los que planificamos nuestras vidas. Así que mejor será que hagamos que nos acomode, ¿sí? Pero esa es solo la fecha de inicio, al parecer tu muerte no tiene final, porque como te dije antes, sólo  morirás parcialmente, sólo un poquito, para serte más precisa.
Primero se borrará tu contorno, dicho proceso comenzará justo después de que me percate de que jamás alcancé a dibujarte por completo, de que yo apenas conocí unos cuantos pedazos de ti, porque como si no fuesen ya suficiente tu complejidad y la mía, (tan similares las dos), para colmo, yo me empeñé en desmenuzarte. Pasarán los días y yo seguiré entretenida en mis horas libres tratando de juntar tus pedazos, y con el tiempo las piezas se irán manchando de mi propia tinta, (porque mi taller siempre ha sido un desorden, ¿sabes? tengo la mala costumbre de dejar los pinceles chorreando de pintura y los tubos de óleo abiertos sobre la mesa) así iré pintando mi propia versión de tí, esa que se quedará conmigo cuando te vayas.
Luego sentiré que vuelvo a escuchar tu voz, seguramente cuando suba caminando por aquella avenida, ¿te acuerdas? Identificaré tu acento en todas partes: entre la muchedumbre en el metro, en la estación de trenes, en el café de la esquina, cerca de la barra. Francamente no sé cómo se me podrá borrar tu sonoridad de mi cabeza; un sabio me dijo una vez que yo soy un ser muy auditivo. Recuerdo que lo miré incrédula y le dije “no, pero no puede ser, si yo amo el silencio” “Justamente” me respondió. Ese sí que es sabio de verdad, de repente él sabe cuáles son las unidades del tiempo de los recuerdos, le preguntaré la próxima vez que nos sentemos a conversar.

En fin. ¿Ves? Ya me estaba olvidando de ti, y sólo han transcurrido 521 palabras con 2.546 caracteres, sin contar los vacíos. Creo que ya moriste un poco, ¿lo sientes? 

Comentarios

  1. Me encantaa (las palabras, no lo que las motiva)
    Te estas volviendo experta en esto de escribir :)

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