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Mostrando las entradas de mayo, 2013

Me están matando

Nunca he tenido una soga apretada en el cuello, jamás en mi vida me he quedado sin aire; no, nadie me ha puesto una bolsa en la cabeza para asfixiarme. Tampoco me han tapado la boca con una mordaza, ni me han atado las manos. Mis dientes no han mordido un trapo. Pero me están matando. Si, es cierto, lo están intentando, pero sigo aquí. Llevan 14 años tratando de matarme. Yo llevo 14 años tratando con todas mis fuerzas de vivir. Él lo sabe: me han tratado de silenciar. He forcejeado hasta más no poder las cadenas invisibles que me atan las manos. ¡Y la asfixia! De vez en cuando siento que se me acaba el aire, que ya no hay más. Pero siempre encuentro un respiro. Siempre. Que mis lágrimas nutran las semillas que están por nacer, que mis piernas no dejen de caminar aunque tiemblen, que mis labios y mis manos y todo mi ser no dejen de transmitir esperanza, alegría y caridad. Porque llevo más de 14 años viviendo, y no pienso parar. 

Sobre nosotros, los "Millennials" (La generación Y)

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Pero qué bien! Soy 80% “millennial”…parece que no soy un modelito tan pasado de moda después de todo…  Permítanme aclarar, para quienes no han oído el término “milennials” antes, se trata del sobrenombre oficial que le pusieron los estudiosos a nuestra generación, la generación Y, es decir, todos los que tenemos entre 18 y 30 años aproximadamente. Según el entretenido quiz que hice, titulado “How Millennial are you?”(Para el cual les dejo el link al final), resulta que soy un 80% “mileniana” por así decirlo, lo que significa que tan sólo el 20% restante de mi mente está fuera de tiempo. Por un lado me alegro, y en cierto modo me siento aliviada. Cuando te pareces a los demás no sueles tener muchos problemas en la vida, difícilmente te sentirás incómodo en algún lugar u ocasión, y por lo tanto te ahorras el conocido drama personal de sentir que no perteneces. –que, por cierto, se ha convertido en todo un cliché,  desde Radiohaed hasta Fun, hay miles de artistas que han pla

Hablemos de flores...

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Todos los que me conocen saben de mi obsesión por las flores, no es ningún secreto. Forro mis cuadernos con fotos de jardines, en mi closet nunca falta un clásico estampado primaveral, y al lado de mi cama hay un calendario con paisajes floreados de la toscana italiana… Más allá de los límites de mi cuarto, en la sala de mi apartamento donde estoy sentada ahora, me doy cuenta de que estoy rodeada de flores… hay miles de pinturas de flores, entre ellos un cuadro de calas que quedó de mi exposición de arte hace ya varios años, y otro de unas flores en un jarrón que pintó mi abuela. Las agujas del reloj del comedor bailan sobre un campo de margaritas, las servilletas en la cocina están decoradas de girasoles, la flor favorita de mi madre, y reposan sobre un mantel bordeado de yerberas y pétalos rosados. Y aún así necesito más. Me gustaría vivir en una casa sólo para poder tener un jardín. Hay algo de las flores que me tranquiliza… es como si el interruptor del estrés en mi mente s

El verdadero hincha

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En agosto del 2012 me invitaron a un juego de béisbol. Jugaban los tigres de Detroit en su casa, contra los indios de Cleveland. Los amigos que me invitaron son todos fanáticos de los tigres, así que era un juego muy importante para ellos. Otro compañero que andaba con nosotros, también venezolano, estaba particularmente entusiasmado por ver a Miguel -“Mickey” –Cabrera, nuestro coterráneo, en acción. Les adelantaré el final del cuento: los tigres ganaron, gracias a un batazo espectacular de Cabrera en el último inning. Pero, ¿adivinen qué? ¡Nosotros no lo vimos! Si, así como lo oyen, ¡nos hemos perdido el gran final! Seguro se preguntarán, qué fuerza sobrenatural fue capaz de movernos de nuestros puestos-que eran de los mejores- para salir del estadio pocos minutos antes de que ocurriera el gran final… Pues, créanlo o no, fueron los propios hinchas de los tigres los que abandonaron el estadio en masa, cuando vieron que su equipo estaba perdiendo duramente 3 carreras por 6. A mis