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Mostrando las entradas de octubre, 2013

Un mes, dos semanas y un día.

Un mes, dos semanas, y un día, es el tiempo que llevo sin escribir. Y se los juro ya me estaba empezando un tic en el ojo. Para más colmo, los últimos cinco días me vi obligada a ignorar todas las ideas que mi cerebro había almacenado de una manera testaruda durante todo ese tiempo en el que no las pude escribir, por el bien de mi carrera. Les explico: pasé cuatro días y tres horas sometida al más estricto régimen prusiano con el único objetivo de hacer la entrega final de diseño. –Sin duda mis compañeros de arquitectura entenderán la gravedad del asunto- Señores, eso es lo que hay que hacer para no trasnocharse dibujando planos o cortando escalones: trabajé de 7 de la mañana a 11 de la noche sin excepción durante cuatro días; para cada día elaboré una lista en orden prioritario con cosas que hacer. Limité las movilizaciones hasta tal punto que en los cuatro días sólo salí dos veces: una vez a misa y otra vez para comprar materiales para construir la maqueta, de resto caminé de mi cua